PANORÁMICA DESDE LA CELDA
Ser detenido a causa de un parecido y acabar condenado a partir de identificaciones en rueda, a pesar de existir indicios exculpatorios. Seguir en prisión después de que las pruebas que sirvieron para condenar hayan perdido toda consistencia al conocerse nuevos hechos...
Piensa
la gente que, aquí y ahora, ÉSTAS
COSAS NO PASAN. Y SI PASAN, NO DURAN. Y SI DURAN, SE SABEN.
La gente lo piensa porque es consciente de que nuestra justicia puede
ser lenta pero existen unas mínimas garantías que
impiden que se produzcan aberraciones extremas.
Si
algo falla, las sentencias pueden recurrirse, e incluso puede acudirse
a instancias internacionales. Hay instituciones que defienden los
derechos del ciudadano, dígamos, por
vías no jurisdiccionales (el Rey, la Fiscalía,
los defensores del pueblo...). Existe la posibilidad de solicitar al
Gobierno una medida de gracia. Y si se muestra renuente a concederla,
ahí está la oposición parlamentaria
para insistir en el asunto. Porque, en nuestra sociedad, las
injusticias no pasan desapercibidas: están en el punto de
mira del periodismo y de los movimientos ciudadanos. Y, enfin, si lo
que falla es la propia Ley, el Legislador acabará tomando
buena nota: quizá ya llegará tarde para curar
pero a tiempo de prevenir...